Rol del niño y de la niña
El niño y la niña para mí, en primer lugar son sujetos activos de derechos y deberes, por lo tanto, tienen incidencia como ciudadanos dentro de la sociedad. Además de ser personas con características individuales propias, que los/las hacen diferente de los demás. Por ello y como lo señala Pereira, N. (1976), la responsabilidad del niño y de la niña es formarse como persona, es decir, aprender a “ser”. De acuerdo a esto, que sea capaz de analizarse, interrogarse, tomar conciencia de sí mismo, haciéndose totalidad constantemente. Es decir, que a través de las experiencias entregadas por el adulto, el niño y la niña se desarrollen de acuerdo a los Principios Pedagógicos de la educación parvularia (2005), formándose transversalmente además, en el primer ámbito de las Bases Curriculares (2005), “La autonomía”.
En segundo lugar, el rol de los niños y niñas, es desarrollar una serie de habilidades sociales y emocionales que los/las ayuden a tener éxito, como tener buenas relaciones con pares, desarrollar la autonomía, la confianza, aprender a resolver problemas, entre otros. (Ostrosky, M. & Meadan H., 2010). Esto puede facilitarse a los párvulos a través de experiencias de aprendizaje relacionadas al Principio Pedagógico de Relación (2005), en donde por medio de un ambiente que favorezca las relaciones interpersonales, éstos/as puedan interactuar con otros/as niños/as y adultos, ya sea en la sala de clases, en grupos pequeños, en grupos grandes o en el momento de patio; siendo la educadora una mediadora en las diferentes situaciones que puedan presentarse para que pronto, éstos/as puedan generar propuestas de solución y actuar de acuerdo a ello.
En tercer lugar, que el niño y la niña utilicen el juego como medio de aprendizaje constante (NAEYC, 2009), en donde puedan poner en práctica sus conocimientos, para formular nuevos. Es decir, que el adulto facilite a los niños y niñas experiencias de aprendizaje lúdicas que permitan a éstos y éstas construir conocimientos sobre los anteriores, de modo que se cumpla tanto el principio pedagógico de significado, como el principio pedagógico de juego (2005).
En segundo lugar, el rol de los niños y niñas, es desarrollar una serie de habilidades sociales y emocionales que los/las ayuden a tener éxito, como tener buenas relaciones con pares, desarrollar la autonomía, la confianza, aprender a resolver problemas, entre otros. (Ostrosky, M. & Meadan H., 2010). Esto puede facilitarse a los párvulos a través de experiencias de aprendizaje relacionadas al Principio Pedagógico de Relación (2005), en donde por medio de un ambiente que favorezca las relaciones interpersonales, éstos/as puedan interactuar con otros/as niños/as y adultos, ya sea en la sala de clases, en grupos pequeños, en grupos grandes o en el momento de patio; siendo la educadora una mediadora en las diferentes situaciones que puedan presentarse para que pronto, éstos/as puedan generar propuestas de solución y actuar de acuerdo a ello.
En tercer lugar, que el niño y la niña utilicen el juego como medio de aprendizaje constante (NAEYC, 2009), en donde puedan poner en práctica sus conocimientos, para formular nuevos. Es decir, que el adulto facilite a los niños y niñas experiencias de aprendizaje lúdicas que permitan a éstos y éstas construir conocimientos sobre los anteriores, de modo que se cumpla tanto el principio pedagógico de significado, como el principio pedagógico de juego (2005).