Concepto de Aprendizaje
El aprendizaje es el proceso de adquisición de conocimientos, habilidades, valores y actitudes, mediante el estudio, la enseñanza o la experiencia (RAE, 2001). En este sentido, el aprendizaje está orientado cada una de las personas, de acuerdo a sus necesidades e intereses, formándolos y entregándoles herramientas para éstos/as se realicen como personas, alcanzando el máximo de de responsabilidad, compromiso y vida espiritual (Pereira, N., 1976), así como también de respeto y tolerancia hacia los otros. Por consiguiente, y tal como señala la NAEYC (2009), el aprendizaje está estrechamente relacionado con las áreas física, social, afectiva y cognitiva, siendo la base de la vida del niño y de su futura participación en la sociedad.
Para mí, esto comienza desde la concepción del ser humano y termina sólo cuando uno muere. Pero, ¿Cómo se construye el aprendizaje? Esta pregunta es clave cuando uno reflexiona sobre qué significa este concepto para sí mismo y cómo se puede llevar a cabo en el trabajo pedagógico diario. De acuerdo a esto, pude concluir que –tal como lo señalé antes- al ser continuo, el aprendizaje sigue secuencias, en la que habilidades y conocimientos posteriores se construyen sobre los ya adquiridos (NAEYC, 2009). Pero, ¿Todos los niños y niñas aprenden lo mismo y de la misma forma? Pues no, todos/as al ser personas únicas e irrepetibles, tenemos la particularidad de ser diferentes unos de otros, por lo tanto las experiencias, vivencias, aprendizajes, logros, intereses y necesidades pueden variar de un niño/a a otro/a, y para ello, es necesario realizar un diagnóstico pedagógico (Bris, M., 2010) que muestre cuál es el punto de partida y de acuerdo a eso, comenzar a planificar qué es lo que se debe favorecer, reforzar, practicar o enseñar para que esa futura persona se desarrolle integralmente; pues, tal como lo señalan Suzuki, E. & Razmilic, T. (2008), cuando los niños trabajan contenidos significativos se involucran mucho más y mejor en el proceso de aprendizaje.
Ahora bien, como educadores/as, ¿Cómo podemos hacer significativo un aprendizaje? Primero que todo, relacionando los diferentes contenidos, procedimientos o actitudes a experiencias previas, teniendo en cuenta que se aprende “haciendo” y no sólo mirando o “escuchando” (Suzuki, E. & Razmilic, T., 2008), y utilizando diferentes estrategias, tal como señala Bredekamp, S. (2011), como canciones, juegos u otros elementos que permitan a los niños y niñas involucrarse en diferentes experiencias de aprendizaje. De acuerdo a esto, considero relevante tener como base los Principios Pedagógicos de la Educación parvularia (MINEDUC, 2005), pues de este modo se aborda la educación como un medio potenciador de las capacidades los niños y niñas como personas; especialmente:
--El Principios de bienestar, ya que otorgar un ambiente seguro, acogedor y de cuidado en el que se desenvuelva el niño y la niña, es fundamental para lograr aprendizajes de calidad, debido a que los ambientes en que se desenvuelven los/as niños/as cumplen un rol substancial en su proceso de aprendizaje, ya que si éste no es cálido, positivo y afectivo, los deseos de éstos/as por aprender será restringido.
-El Principio de actividad, debido a que es fundamental que los párvulos sean protagonistas de sus aprendizajes, es decir, que ellos mismos hagan, sientan y piensen para apropiar los conocimientos que se les entregue.
-El Principio de singularidad, pues como se dijo anteriormente, cada uno de ellos y ellas es diferente y único, por lo que tienen capacidades, ritmos, intereses y necesidades distintas; siendo importante otorgar oportunidades y los tiempos adecuados como educadoras, para que todos los niños y niñas puedan desarrollarse y aprender.
-El principio de significado, ya que es necesario que los niños y niñas realicen conexiones entre sus experiencias pasadas y las que ofrece la educadora, ya que de este modo, se pueden construir conocimientos sobre sus bases cimentadas, favoreciendo mayores aprendizajes.
-El Principio de Juego, porque este carácter lúdico tiene relevancia en la vida de los párvulos, y si se ofrecen experiencias de aprendizaje que contengan esta característica, se abren además, posibilidades para que éstos y éstas disfruten, imaginen, se diviertan y experimenten, lo que implica que éstas se relacionen a sus intereses y necesidades.
Para mí, esto comienza desde la concepción del ser humano y termina sólo cuando uno muere. Pero, ¿Cómo se construye el aprendizaje? Esta pregunta es clave cuando uno reflexiona sobre qué significa este concepto para sí mismo y cómo se puede llevar a cabo en el trabajo pedagógico diario. De acuerdo a esto, pude concluir que –tal como lo señalé antes- al ser continuo, el aprendizaje sigue secuencias, en la que habilidades y conocimientos posteriores se construyen sobre los ya adquiridos (NAEYC, 2009). Pero, ¿Todos los niños y niñas aprenden lo mismo y de la misma forma? Pues no, todos/as al ser personas únicas e irrepetibles, tenemos la particularidad de ser diferentes unos de otros, por lo tanto las experiencias, vivencias, aprendizajes, logros, intereses y necesidades pueden variar de un niño/a a otro/a, y para ello, es necesario realizar un diagnóstico pedagógico (Bris, M., 2010) que muestre cuál es el punto de partida y de acuerdo a eso, comenzar a planificar qué es lo que se debe favorecer, reforzar, practicar o enseñar para que esa futura persona se desarrolle integralmente; pues, tal como lo señalan Suzuki, E. & Razmilic, T. (2008), cuando los niños trabajan contenidos significativos se involucran mucho más y mejor en el proceso de aprendizaje.
Ahora bien, como educadores/as, ¿Cómo podemos hacer significativo un aprendizaje? Primero que todo, relacionando los diferentes contenidos, procedimientos o actitudes a experiencias previas, teniendo en cuenta que se aprende “haciendo” y no sólo mirando o “escuchando” (Suzuki, E. & Razmilic, T., 2008), y utilizando diferentes estrategias, tal como señala Bredekamp, S. (2011), como canciones, juegos u otros elementos que permitan a los niños y niñas involucrarse en diferentes experiencias de aprendizaje. De acuerdo a esto, considero relevante tener como base los Principios Pedagógicos de la Educación parvularia (MINEDUC, 2005), pues de este modo se aborda la educación como un medio potenciador de las capacidades los niños y niñas como personas; especialmente:
--El Principios de bienestar, ya que otorgar un ambiente seguro, acogedor y de cuidado en el que se desenvuelva el niño y la niña, es fundamental para lograr aprendizajes de calidad, debido a que los ambientes en que se desenvuelven los/as niños/as cumplen un rol substancial en su proceso de aprendizaje, ya que si éste no es cálido, positivo y afectivo, los deseos de éstos/as por aprender será restringido.
-El Principio de actividad, debido a que es fundamental que los párvulos sean protagonistas de sus aprendizajes, es decir, que ellos mismos hagan, sientan y piensen para apropiar los conocimientos que se les entregue.
-El Principio de singularidad, pues como se dijo anteriormente, cada uno de ellos y ellas es diferente y único, por lo que tienen capacidades, ritmos, intereses y necesidades distintas; siendo importante otorgar oportunidades y los tiempos adecuados como educadoras, para que todos los niños y niñas puedan desarrollarse y aprender.
-El principio de significado, ya que es necesario que los niños y niñas realicen conexiones entre sus experiencias pasadas y las que ofrece la educadora, ya que de este modo, se pueden construir conocimientos sobre sus bases cimentadas, favoreciendo mayores aprendizajes.
-El Principio de Juego, porque este carácter lúdico tiene relevancia en la vida de los párvulos, y si se ofrecen experiencias de aprendizaje que contengan esta característica, se abren además, posibilidades para que éstos y éstas disfruten, imaginen, se diviertan y experimenten, lo que implica que éstas se relacionen a sus intereses y necesidades.